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La desnutrición en adultos mayores puede definirse como un estado patológico causado por la asimilación deficiente de nutrientes por el organismo. La desnutrición puede aparecer en la edad adulta como consecuencia de algunos estados o situaciones que pueden darse con el paso de los años.
- Pérdida significativa de los sentidos del olfato y el gusto.
- Disminución de la actividad física.
- Toma de medicamentos.
- Enfermedades crónicas o otros problemas de salud que generan pérdida del apetito.
- Problemas dentales que impiden o dificultan una buena masticación.
- Menor sensación de apetito.
La desnutrición no es un estado inevitable del paso de los años, aunque hay que estar alerta para poder evitar sus posibles consecuencias.
¿Qué consecuencias tiene la desnutrición en adultos mayores?
Cuando se produce un estado de desnutrición, el organismo presenta una serie de alteraciones que pueden manifestarse con varios síntomas. Incluso, si no se interviene a tiempo, puede conducir a complicaciones graves en la salud. Las consecuencias incluyen:
- Cansancio
- Pérdida de peso involuntaria
- Debilidad muscular
- Pérdidas de memoria
- Sistema inmunitario débil
- Fragilidad ósea
- Problemas de cicatrización
Prevenir la desnutrición en adultos mayores es importante para asegurar una mejor calidad de vida y una disminución de la mortalidad y la morbilidad. En los últimos años, viene destacándose el papel de los micronutrientes en la promoción de salud y prevención de enfermedades no transmisibles.
Nos referimos al papel protector de vitaminas, minerales y otros fitonutrientes frente a problemas cardiovasculares, hipertensión, algunos cánceres o degeneración cognitiva. Con la edad, el riesgo de padecerlas aumenta, así que es importante poder asegurar una buena nutrición para favorecer este papel protector.
La deficiencia de nutrientes en los adultos mayores puede manifestarse con una sensación de cansancio prolongada, debilidad muscular, fragilidad ósea, entre otros problemas de salud.
¿Qué nutrientes están en riesgo?
Como ya hemos visto, con el paso de los años se producen algunos cambios fisiológicos que pueden afectar la asimilación de algunos nutrientes. En edades avanzadas, disminuyen las necesidades energéticas totales. Esto es debido a un descenso de la tasa metabólica y a una menor actividad física.
Este descenso de la ingesta puede provocar que exista déficit de algunos nutrientes. Debemos sumar, además, que con la edad aumenta considerablemente la sensación de saciedad, que puede dificultar un poco más este riesgo de déficit nutricional. La evidencia científica resalta la importancia de nutrientes como:
- Las proteínas
- La vitamina B12
- El omega 3
- La vitamina D
Recomendaciones dietéticas
Para prevenir la desnutrición en adultos mayores deberemos basar la estrategia alimentaria en los siguientes aspectos.
Proteína en todas las comidas
La distribución de proteínas a lo largo del día es igual de importante que el consumo total. Esta es necesaria para evitar la pérdida de tejido muscular que se puede dar por el descenso de la actividad.
- Las fuentes más adecuadas son el pescado, huevos o carne blanca. Sin olvidar las legumbres, tan recomendadas como fuente de proteína vegetal en toda la población.
Fruta y verduras frescas
Las necesitamos porqué son fuente de vitaminas y minerales. Es importante que estén presentes a diario en las comidas y como postre. Los cítricos, el melón, la papaya y el kiwi son muy buenas fuentes de vitamina C. Se pueden adaptar las texturas de las verduras según los problemas de masticación y optar por frutas maduras y blandas.
Como en cualquier etapa, es conveniente que los adultos consuman cantidades adecuadas de frutas y vegetales para mejorar la calidad de la dieta.
Frutos secos a diario
Es un alimento muy interesante, ya que nos aporta una buena cantidad de nutrientes como la vitamina E, grasas saludables y minerales.
- Añadir un puñado a las cremas de verduras, ensaladas, al yogur, o bien, como tentempié a media mañana o media tarde.
Desayunos saludables
A veces, el desayuno puede ser una de las comidas más descuidadas, a pesar que nos pueden ayudar a prevenir la desnutrición en adultos mayores. Se deberían evitar al máximo preparaciones como galletas, cruasanes y otros tipos de bollería.
En cambio, se pueden preparar tostadas de pan integral con aceite de oliva, tomate, queso fresco, poco de atún o con cremas de frutos secos. También es una buena idea probar con los mueslis de copos de avena acompañados con semillas, dátiles o orejones de albaricoque.
Cocciones variadas y platos sabrosos
Es importante no olvidar este aspecto. Todos sabemos que también comemos por los ojos y que los platos apetecibles y bien presentados siempre son mejor recibidos. Además, con la edad se pueden alterar los sentidos del gusto y el olfato, con lo que se afectarían las ganas de comer.
Podemos presentar cocciones variadas en cada comida (horno, sopas, salteados, plancha, vapor, etcétera) y aliñar los platos con un buen aceite de oliva, especias y hierbas frescas.
La presentación de la comida y la variación de los ingredientes es un aspecto que no se debe descuidar. Hay que recordar que el apetito, el gusto y el olfato se alteran con la edad.
Mantener la hidratación con agua
Como hemos comentado anteriormente, los adultos mayores pueden perder la sensación de apetito y también de sed. Esto los convierte en individuos con mayor riesgo de padecer deshidratación.
Por eso, es importante asegurarnos un adecuado consumo de líquidos al día. Recordando, por supuesto, que las bebidas azucaradas, los zumos o las bebidas alcohólicas nos pueden calmar la sed, pero no nos hidratan.
¿Cómo actuar frente a la falta de apetito?
Algunas personas mayores tienen problemas de apetito o, en seguida, se quedan llenas. Para evitar que aparezcan problemas de desnutrición en estos adultos mayores, deberemos tener en cuenta qué comemos y cómo lo presentamos.
Es importante presentar en la mesa platos atractivos y sabrosos para despertar la secreción de jugos digestivos, y para deleitarnos también en el momento de comer. Asimismo, algunos platos se pueden enriquecer con alimentos que ayudarán a cubrir las proteínas, vitaminas y minerales necesarios.
Podemos añadir:
- Leche en polvo al yogur natural.
- Frutos secos o fruta deshidratada a los yogures, las ensaladas o las cremas de verduras.
- Huevo duro a las cremas de verduras.
- Un poco de queso rallado en las cremas de verduras, ensaladas y pasta.
Fuente: mejorconsalud.com