Foto: CNN
Se sabe que
el COVID-19 ingresa al cuerpo de las personas cuando partículas virales
“aterrizan” en sus manos y se tocan la boca, la nariz o los
ojos.
Estas
partículas virales que pueden entrar a un organismo las expele una persona
infectada al toser, estornudar, o simplemente hablar. Por eso, se ha dicho que
una distancia social de 2 metros es una eficaz forma de prevención.
Al expeler
las partículas virales, éstas flotan en el aire por un tiempo y luego caen. Si
“aterrizan” en una superficie, pueden permanecer allí por horas y
hasta días, y una persona también puede infectarse al pasar la mano por alguna
de esas superficies y luego tocarse la cara.
Esta teoría
es la que ha sostenido la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo,
ahora la OMS está revisando su postura, luego que más de 200 científicos de
todo el mundo firmaran una carta solicitando a la OMS que analizara la
transmisión del nuevo coronavirus por vía aérea.
¿Cuál es la diferencia?
La
diferencia es que en la transmisión por vía aérea, las partículas virales no
caen rápidamente luego de ser expelidas, sino que se mantienen en el aire
flotando por horas luego que una persona infectada habló, tosió, estornudó o
respiró.
Esta forma
de propagación generaría más casos potenciales porque la persona ya no tiene
que estar cerca de otra que porta el coronavirus para estar en riesgo. Si las
partículas virales permanecen por horas en el aire, simplemente caminar por el
lugar en donde estuvo la persona infectada podría exponer a las otras personas al
contagio.
Si se
confirmara por completo esta teoría, cambiaría radicalmente la estrategia de
salud pública en lugares públicos cerrados.
El pasado 8
de julio, la OMS admitió que había evidencia que sugiere que esto era
posible en entornos específicos, como espacios cerrados y abarrotados.
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