La tos puede persistir durante semanas o meses después de que la infección por coronavirus haya desaparecido. Alrededor del 2,5% de las personas siguen tosiendo un año después de haberse infectado con COVID.
No es sorprendente que el covid provoque tos, porque el virus afecta nuestro tracto respiratorio, desde nuestras fosas nasales hasta nuestros pulmones.
La tos es una de las formas en las que el cuerpo se deshace de irritantes no deseados como virus, polvo o mucosidad. Cuando detecta algo “extraño” en el tracto respiratorio, se activa un reflejo para provocar tos tratando de eliminar el irritante.
Lo que sucede es que aunque este es un mecanismo de protección efectivo, también es la forma en que se propaga el virus del COVID.
La inflamación es un proceso defensivo que utiliza nuestro sistema inmunitario para combatir el coronavirus. Los tejidos inflamados se hinchan y producen líquido. Esto puede durar mucho tiempo, incluso después de que el virus haya desaparecido.