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Dos grupos
de neurofisiólogos y biólogos moleculares europeos coinciden en asegurar que el
coronavirus podría haber encontrado otra manera para replicarse en numerosos
tejidos del cuerpo, incluidos el cerebro.
La investigación fue revelada por el portal especializado bioRxiv, en el cual trataron de comprender cómo le virus ingresa y se propaga dentro de los órganos humanos.
La
investigación comenzó cuando el nuevo coronavirus fue aislado y descrito en su
secuencia genética, allí observaron que el Sars-CoV-2 contiene una pieza
adicional en su genoma, una secuencia de aminoácidos realmente bien conocida
por los biólogos ya que son comunes a algunos de los virus más devastadores que
afectan a los humanos.
Para demostrar la participación de NRP1, el trabajo de Balistreri utilizó células humanas que carecen de ambos receptores y luego, con técnicas de ingeniería genética, introdujo el receptor de neuropilina-1 y colocó las células en contacto con el coronavirus.
“La
neuropilina se encuentra en el exterior de nuestras células y como mostró el
estudio, se une a un tracto lateral del pico, proteína de gancho del virus. En
cambio, ACE2 se pega a la parte superior de la proteína viral. Si ambos
receptores están presentes, como ocurre en algunas células del tracto
respiratorio, el poder infeccioso del coronavirus se expresa al máximo”,
explicaron.