China ha
otorgado la autorización para su uso de emergencia a su quinta vacuna contra el
COVID-19, un fármaco de nueva generación creado a partir de subunidades
proteicas recombinantes creado por la compañía Anhui Zhifei Longcom
Biopharmaceutical y la Academia China de Ciencias.
Esta vacuna se ha convertido en pionera, ya que ha sido la primera con esta tecnología en ser aprobada por las autoridades reguladoras chinas. El preparado utiliza algunos componentes del virus, concretamente la proteína espiga, para provocar una respuesta del sistema inmune que prepare al organismo en caso de que el patógeno intente entrar de verdad.
El otro
aspecto diferencial de estas vacunas es que su coste es bastante inferior al de
las otras vacunas que ya han sido aprobadas. Sin embargo, como aspecto negativo
destaca la necesidad de administrar varias dosis de refuerzo para que la
protección sea efectiva.
Los ensayos clínicos de la vacuna “low cost” china venían produciéndose desde noviembre en Ecuador, Pakistán o Uzbekistán, entre otros países. En este último, al igual que en el gigante asiático, también se ha aprobado el uso del fármaco para la población general.
Por lo
tanto, esta es la quinta vacuna creada en China que obtiene permisos para ser
administrada en la población tras las desarrolladas por las farmacéuticas
Sinopharm, Sinovac y CanSino.