Un estudio,
cuyo objetivo era investigar los anticuerpos contra el COVID-19, reveló que
permanecen estables en la sangre de la mayoría de las personas infectadas casi
dos meses después del diagnóstico de la enfermedad. Sin embargo, también los
anticuerpos no eran detectables en todas las personas expuestas al virus.
Según los autores de la investigación esto puede deberse a que las respuestas de anticuerpos funcionan en paralelo con la respuesta inflamatoria a una enfermedad grave o que una mayor carga viral podría conducir a una mayor estimulación de las vías inflamatorias y de desarrollo de anticuerpos.
Otro dato
que arrojó el estudio sobre los anticuerpos es que entre el 2 y el 8,5% de los
pacientes no desarrollaron anticuerpos COVID-19 en absoluto.
Los investigadores indicaron que esto puede relacionarse a que la respuesta inmune en estos pacientes podría ser a través de otros mecanismos de respuesta inmune, como diferentes antígenos o células T.
“Cuando la
persona ya formó anticuerpos no contagia, es decir un paciente que transitó la
enfermedad va a elaborar anticuerpos contra el virus que sirven como si fueran
defensas”.