Un equipo
de investigadores de Estados Unidos ha determinado que el COVID-19 es una
enfermedad vascular y no respiratoria, como se pensaba.
Esto demuestra cómo el virus es capaz de dañar y atacar el sistema vascular a nivel celular. Este hallazgo es importante, pues ayuda a entender las variadas complicaciones aparentemente sin conexión derivadas de la COVID.
“Mucha
gente piensa que es una enfermedad respiratoria, pero en realidad es una
enfermedad vascular. Eso podría explicar por qué algunas personas sufren
derrames cerebrales y por qué otras tienen problemas en otras partes del
cuerpo. Lo que tienen en común es que todos ellos tienen un trasfondo vascular”,
señala Uri Manor, del Instituto Salk (Estados Unidos) y uno de los coautores
del estudio.
El resultado de este estudio no es del todo una sorpresa, pero sí hay una confirmación clara de cómo la proteína daña a las células vasculares por primera vez. Hasta la fecha no había una documentación sólida de cómo la proteína espiga ayuda a dañar las células vasculares, aunque muchos científicos que investigan otros coronavirus lo podían sospechar.