Un proyecto
español que combina la experiencia del CSIC para detectar el COVID-19 en el
aire y una plataforma tecnológica de la empresa Sener para optimizar su
renovación.
Sabiendo qué lugares, momentos y circunstancias son más propensos para la acumulación del virus, los algoritmos que utiliza el sistema pueden incorporar esta información para dar entrada a más aire fresco de manera automática cuando sea necesario.
En los
últimos meses, el equipo de Antonio Alcamí, virólogo del Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC), ha trabajado intensamente en el problema
de la detección del virus. En colaboración con el Hospital Universitario La Paz
y el Hospital Severo Ochoa, los científicos han encontrado la manera de
cuantificar la cantidad de coronavirus que hay en el ambiente.
“Es un
sistema de filtración compuesto por una bomba que succiona el aire a una
velocidad determinada para hacerlo pasar por unos filtros que retienen el
virus”, explica a Teknautas.
“Tras ubicarlos en zonas estratégicas, los científicos recogen los filtros cada cierto tiempo y mediante una PCR digital determinan el número de partículas virales que hay por cada metro cúbico de aire. Se trata de una PCR más avanzada, que, en lugar de ofrecer un valor alto, medio o bajo, indica exactamente el número de moléculas del virus, podríamos detectar una sola partícula”.
“Son
comunes, permiten captar patógenos y contaminantes ambientales, pero nosotros
comprobamos que también eran eficaces reteniendo virus, que son mucho más difíciles
de detectar, y ajustamos el tipo de bomba que hay que utilizar para succionar
el aire y la manera de hacerlo, porque requiere la captación de un volumen
considerable de aire”, comenta Alcamí.