El rápido
desarrollo de las vacunas para combatir la pandemia del COVID-19 será ampliamente reconocido en el futuro y
dentro de ese proceso, hay un avance que muchos expertos llaman como
“revolucionario”: la tecnología del ARN mensajero (ARNm) sintético.
Al contrario de la mayoría de las inyecciones que se hacen en base a un virus debilitado para que nuestro sistema inmune produzca anticuerpos, las que utilizan el ARNm, buscan que el propio organismo genere una proteína del virus sin necesidad de inyectarlo.
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Esta
ingeniosa creación, que llevaba décadas investigándose, trasciende al
SARS-CoV-2 y los médicos están apostando por aplicarla en el tratamiento de
otras enfermedades. Entre ellas, el cáncer.
Para que enfermedades como el cáncer crezcan y se expandan en el cuerpo, el sistema inmunológico debe ignorarlas. Y esto sucede porque, según explica Rubén Artero, experto en genética y académico de la Universidad de Valencia, España, las células cancerígenas normalmente logran esconderse.
Foto: gacetamedica.com
“La
idea es compensar ese disfraz de las células cancerígenas con una reacción
inmunitaria muy potente. Y en eso ayudaría la vacuna de ARNm; para que el
propio cuerpo detecte las células que aprenden a esconderse y sobrevivir”,
dice.