El virus,
por sus propias características, necesita trasladarse a distintos organismos
para sobrevivir, por eso las medidas de autoaislamiento y cuarentena
funcionaron en forma efectiva mientras se aplicaron deteniendo el proceso de
contagio y expansión.
“La llegada de la vacuna no significa un regreso a la normalidad, se debe analizar cuántas vacunas se van a disponer, a qué grupos irá dirigida, cuál es la eficacia de esa o esas vacunas, la duración de la protección, si protege contra la infección o eventos más graves, etc.
“Son un
grupo de factores que hay que considerar, pero es seguro que disponer por
ejemplo en una fecha determinada de la vacuna no va a significar el inmediato
regreso a la normalidad. Incluso una vez descubierta, fabricada y distribuida,
una vacuna no eliminará el virus de inmediato”, manifestó Pablo Bonvehí, médico
infectólogo, jefe de la Sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC.
Hasta la llegada de una vacuna que demuestre seguridad, efectividad y durabilidad de la protección, hay que seguir trabajando para prevenir los contagios, igualmente, una vez que el nuevo coronavirus sea controlado con una vacuna, estimo que algunas normativas sanitarias van a continuar, como lo es la limpieza en general, la higiene con el lavado de manos.
“Una
persona vacunada no va a transmitir el virus. Opera como con cualquier otra
vacuna, para transmitirlo a otros, primero lo tengo que incorporar a mi organismo
y desarrollar la infección, pero si estoy vacunado, eso no va a ser posible”,
destacó el infectólogo Lautaro de Vedia.