La anemia es un trastorno muy común, que se debe a la disminución de la concentración de hemoglobina, asociada o no a la reducción del número de glóbulos rojos. La hemoglobina se encarga de transportar el oxígeno a los diferentes tejidos del cuerpo, por lo que detallamos a continuación los posibles signos y síntomas que puedan ocasionarse:
Signos y síntomas:
- Cansancio (el más frecuente)
- Vértigo, dolor de cabeza
- Grietas o hinchazón de la lengua
- Comisuras de la boca
- Palidez en piel, boca y uñas
- Sensación de “palpitaciones” o dificultad para respirar
- En los niños pequeños retraso en el crecimiento, poco apetito
- Caída intensa del cabello y uñas quebradizas, entre otros
¿Cómo podemos diagnosticarla?
Debemos tener la sospecha clí- nica en pacientes que presentan los signos y síntomas referidos. Por ello, la exploración física es un pilar muy importante en su diagnóstico. El estudio analítico inicial debe ser un hemograma, que se obtiene por extracción de sangre de las venas del brazo. Con él podemos diagnosticar si existe anemia y orientarnos sobre la causa, aunque es posible que se precisen más estudios para llegar al diagnóstico final.
Esta prueba nos sirve, además, para valorar la respuesta al tratamiento que se haya iniciado al paciente. Otros estudios complementarios son la determinación de hierro en sangre y de depósito, vitamina B12, ácido fólico, así como función renal y hepática si se sospecha alteración en estos órganos, entre otros.
¿Cómo podemos prevenirla?
La buena alimentación tiene un papel fundamental, y debe incluir alimentos ricos en hierro, por ejemplo: lentejas, alubias, mejillones, espinacas, acelgas, cacahuetes, huevo, carne roja, etc. Asimismo, la práctica habitual de ejercicio suave también ayuda.