Ya es más de medio siglo desde la trágica muerte de Ayrton Senna, el piloto de Fórmula 1 que falleció en mayo de 1994 tras estrellarse su monoplaza durante el Gran Premio de San Marino en Italia.
Por muchos es considerado uno de los más grandes pilotos del automovilismo. Dueño de una personalidad única, se destacó por correr siempre al límite como también protagonizar algunas polémicas. Ejemplo de ello fue su conocida rivalidad con Alain Prost.
Pero también se destacaba por tener un gran corazón. Muestra de ello esque el brasileño se preocupó siempre de la salud y seguridad de sus compañeros, incluso arriesgando su vida.
Si hasta el día de su muerte el experimentado piloto de 34 años tenía en la mente los peligros de la profesión y los riegos que se exponían los pilotos. De hecho, ese fin de semana hubo varios accidentes en la pista, incluido el que le quitó la vida a Roland Ratzenberger, luego que su monoplaza se impactara contra un muro de concreto, igual como le ocurriría a Senna un día antes.
“Después de la muerte de Roland en la calificación, salimos de la sesión informativa de los pilotos el domingo por la mañana antes de la carrera y Ayrton me dijo que la próxima semana deberíamos hacer más para que el deporte sea seguro”, dijo Gerhard Berger, ex piloto y amigo del brasileño.
El propio Berger reveló al periódico inglés Mirror que tras el accidente mortal de Senna, los médicos encontraron en su butaca una bandera de Austria. Su idea era si es que ganaba haría flamear en homenaje a Roland, nacido en ese país.
Tras la muerte de Senna y antes de que se largara la próxima carrera, el mítico Nikki Lauda dio a conocer la reforma de la Asociación de Pilotos de Gran Premio, uno de los anhelos del brasileño.
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