Las predicciones de Albert Einstein aún siguen asombrando a la comunidad científica más de un siglo después de que las formulara, tanto las ya confirmadas como las que se siguen explorando.
Predicción confirmada: el día que se observó la curvatura del espacio-tiempo
Algunas de las predicciones o consecuencias de la Relatividad General se pusieron a prueba en poco tiempo. En 1919, tan sólo 4 años tras la publicación de la teoría, tuvo lugar un eclipse total de Sol. Era el acontecimiento idóneo para poner a prueba la curvatura del espacio-tiempo. Hubo varias expediciones científicas que viajaron hasta Brasil y la costa oeste africana para tomar las mejores fotografías y datos de ese eclipse y, sobre todo, de las estrellas que rodeaban el Sol.
Predicción confirmada: las ondas gravitatorias se “escucharon” al fin
La amplitud de estas ondas es tan tan tan (se pueden poner todos los “tan” que se quieran) extremadamente débil que el propio Einstein no tenía mucha confianza en que fuese posible su detección algún día.
Cada una de las pruebas a las que se sometía a la Relatividad General no era capaz de encontrar discrepancias, pero no detectar ondas gravitatorias o detectarlas con propiedades diferentes a las teorizadas supondría una demostración de que esta teoría no reproducía fielmente la realidad: el guante estaba echado.
Las dudas de Einstein: las vibraciones del espacio-tiempo
Para demostrar experimentalmente otras prediciones de la Relatividad General hemos necesitado esperar bastante más tiempo. En 1916 Einstein comenzó a analizar con mucho detalle sus ecuaciones, y en particular una serie de términos que, tras una pequeña simplificación, se parecen enormemente a una ecuación de ondas: la misma estructura que aparece en múltiples sistemas físicos donde tenemos una perturbación que se propaga transportando energía.
En este caso, las ecuaciones dicen que lo que vibra es el propio espacio-tiempo, y a estas pertubaciones las llamamos ondas gravitatorias.