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Bajar de peso es uno de los objetivos que muchas personas se plantean para cuidar su salud, ya que un número considerable de enfermedades crónicas tienen como principal síntoma el sobrepeso.
Para conseguir esa meta es necesario contar con una gran disciplina, hacer ejercicio, seguir una dieta balanceada y, sobre todo, evitar algunas malas costumbres que podrían echar por la borda todos los sacrificios realizados.
Al parecer existe un factor que podría estar saboteando los esfuerzos de las personas por mantener su peso ideal y que no se había tomado en cuenta antes: dormir con la televisión encendida.
Un estudio realizado por Dale Sandler y Yong-Moon Mark Park del National Institute of Environmental Health Sciences afirma que las personas que duermen con el televisor o la luz encendida tienen un 17% más de probabilidad de subir de peso. Esto afecta principalmente a las mujeres.
La investigación, titulada «Association of Exposure to Artificial Light at Night While Sleeping With Risk of Obesity in Women» se basó en una encuesta realizada a casi 44 mil mujeres estadounidenses, con un seguimiento de cinco años posteriores.
Las mujeres, de entre 35 y 74 años de edad, fueron clasificadas dependiendo de su nivel de exposición a la luz artificial durante la noche. Dicha luz provenía de una gran variedad de fuentes, como pequeñas luces de tocador, lámparas de lectura, relojes digitales, farolas de la calle o hasta televisiones o bombillas en sus habitaciones.
Uno de los descubrimientos principales de este experimento fue que las mujeres que acostumbraban a dormir con el televisor o alguna otra fuente de luz artificial encendida en su habitación, tenían un 17% más de probabilidad de aumentar 5 kilogramos o más durante todo el periodo del estudio.
Esta sorprendente correlación se mantuvo incluso cuando los investigadores tomaron el control de la duración del sueño, la dieta y la actividad física de las mujeres estudiadas.
Los autores aceptaron que no es posible establecer un vínculo causal, pero afirman que los resultados de su investigación respaldan que la mejor manera de conciliar el sueño es hacerlo en una habitación oscura.
Además, establecen que las instituciones de salud publica podría diseñar estrategias para reducir la exposición a la luz artificial mientras se duerme, con el objetivo de disminuir la obesidad.
De acuerdo con los científicos, la luz artificial podría estar suprimiendo la producción de melatonina, interrumpiendo el ritmo circadiano y los patrones de alimentación. Otra explicación puede ser que la luz actúa como un estresante crónico, que interrumpe la liberación de hormonas del estrés, que juegan un papel importante en la regulación de la ingesta de alimentos.
Existen varias limitaciones de este experimento, reconocidas por los autores, como los datos que fueron autoinformados y no sabían con exactitud la intensidad de diversas fuentes de luz. La exposición a la luz también puede reflejar algunos rasgos socioeconómicos y de estilo de vida que pueden contribuir con el aumento de peso.
Desde hace tiempo los médicos recomiendan evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir, para impedir el llamado ‘insomnio tecnológico’, y al parecer este nuevo descubrimiento refuerza lo que antes se sospechaba.
Fuente: vix.com