El orégano es uno de los clásicos de la dieta mediterránea, condimento estrella de muchos platos que se ha utilizado desde tiempos inmemoriales para dar sabor a los alimentos.
Su nombre significa “la alegría de la montaña” y se utiliza en remedios naturales desde hace miles de años. Se puede utilizar fresco, pero el aroma de sus hojas se intensifica con el secado y, al igual que otras hierbas, pierde su sabor con la cocción, por lo que es mejor añadirlo al final de la preparación.
El orégano contiene vitaminas A, C E y K, así como fibra, folato, hierro, magnesio, vitamina B6, calcio y potasio. Además, el orégano, que algunas veces es llamado “mejorana” contiene potentes fitoquímicos que ofrecen potenciales beneficios de salud.
Beneficios:
- Es bueno para el sistema digestivo. En la medicina natural austriaca se utiliza la infusión del orégano para el tratamiento de trastornos en el tracto gastrointestinal.
- Se puede utilizar para tratar catarros y dolores de garganta. Es una planta medicinal muy beneficiosa para afecciones del aparato respiratorio debido a su efecto antiinflamatorio, analgésico y antiséptico.
- Es antiinflamatorio. Se ha demostrado que un ingrediente activo en el orégano, conocido como beta-cariofilina (E-BCP), que puede ser útil contra trastornos como la osteoporosis y la arteriosclerosis.
- Tiene efectos antioxidantes. La presencia de ácidos fenólicos y flavonoides le otorgan estas propiedades, además de prevenir la infección vírica por contagio de alimentos.
- Con propiedades antibacterianas. El aceite de orégano es un potente antimicrobiano, debido a que contiene un compuesto esencial llamado carvacol. Puede incluso aniquilar al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina y a otros antibióticos.
- Tiene efectos calmantes. Puede utilizarse para calmar dolores menstruales, dolor de oído y muelas y molestias musculares.
- Uso tópico. En aceite, para ayudar a tratar una serie de enfermedades de la piel, como el acné y la caspa.