Las semillas de girasol son uno de los snacks saludables más populares dentro del mundo de las semillas. Además de su sabor irresistible y textura crujiente, están repletas de una gran cantidad de propiedades y beneficios en su nutrición.
Suelen ser utilizadas para extraer su aceite o para sacarles la cáscara y tostarlas para un aperitivo muy popular. Es recomendable utilizarlas en ensaladas, ya que aportan una textura crujiente y un sabor que no queda mal con ninguna verdura. Pero también pueden ser agregadas en desayunos o postres dulces como puede ser un bowl de granola.
Promueven la buena salud de la piel:
El mismo contenido de vitamina E (antioxidante) junto con los ácidos grasos esenciales ayudan a mantener una piel hidratada y libre de daños. Investigaciones han comprobado su gran utilidad para la salud de la piel y el cabello en su consumo usual.
Ayuda a la lucha contra el cáncer:
El aporte de antioxidantes en las semillas de girasol es muy abundante, siendo clave para diversas funciones de nuestro organismo. Principalmente, ayudan a combatir el daño de los radicales libres (humo de tabaco, alcohol, etc) que pueden generar enfermedades y daño oxidativo en nuestras células. Dentro de estas enfermedades se encuentra el cáncer.
Reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares:
La mayor parte de todas las semillas, incluidas las semillas de girasol, poseen vitamina E, la cual funciona como un poderoso antioxidante. Gracias a su alto contenido de vitamina E, el consumo de semillas de girasol habitual podría ayudar a reducir la inflamación crónica, un problema al cual se le atribuyen una amplia gama de enfermedades.
Equilibran los niveles de azúcar en sangre:
Se ha verificado que las dietas ricas en fibra ayudan sustancialmente al control del índice glucémico. Esto se debe a que la fibra ayuda a disminuir la absorción de azúcar por los torrentes sanguíneos, evitando picos y disminuyendo la posibilidad de desarrollar diabetes o resistencia a la insulina.