El solemne funeral para dar el último adiós a Isabel II se ha celebrado este lunes en la histórica abadía de Westminster, al que han asistido 2.000 invitados entre mandatarios y miembros de casas reales de todo el mundo. El féretro de la reina ha sido trasladado en un carro de artillería de 123 años de antigüedad.
La capilla ha concluido esta mañana a primera hora en el Salón de Westminster, la parte más antigua del Parlamento británico, antes de dar paso al funeral de Estado de la reina, que empieza en la Abadía de Westminster.
Tras la ceremonia religiosa, el féretro llego a Windsor, a unos 35 kilómetros al oeste de Londres, y entro en la capilla de San Jorge, donde fue enterrado en una conmemoración privada. Durante el acto, el rey Carlos III colocaron la bandera de la Compañía de la Reina de los Guardias de Granaderos en el ataúd.
Después de que sonara el himno God save the Queen, las autoridades comenzaron a abandonar la capilla, mientras los miembros de la familia real se desplazaron al panteón privado.
Este siguió después a pie, acompañado por sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo, y sus hijos Guillermo y Enrique, la salida del féretro, cubierto con el estandarte real, la corona imperial, el cetro y el orbe, y la procesión de casi 2 km por el centro de Londres.
El funeral de Estado concluyo este lunes con la interpretación por el gaitero real del lamento Sleep, dearie, sleep, después de que la congregación entonara el himno nacional y se guardaran dos minutos de silencio.