Valeria Torres, una joven de 16 años que vive La Pedrera en Maracay, Venezuela se convirtió en la maestra del barrio.
Todo comenzó cuando sus primos comenzaron a acuosos a ella para que les ayudara con la tarea y luego les siguieron los vecinos, esto debido a que su educación quedó a la deriva a causa del confinamiento por la pandemia y en especial, el cierre de escuelas.
Así que la joven improvisó una especie de salón de clases en su casa y ubicó la mesa de comer justo hacia el umbral de la puerta principal, el único rincón al que entra luz natural.
Valeria comentó que es una estudiante aplicada, pero nunca imaginó que le tocaría volverse la maestra de su barrio.
“Mis primos no entendían (sus tareas) y necesitaban ayuda. Como estaba a mi alcance ayudarlos, yo los ayudaba, y luego fueron llegando más niños que no eran mi familia”, cuenta la joven.
Hubo un momento en el que llegaron a ser 10 alumnos en esa misma sala, también compañeros de su escuela. Ella vive con su mamá, su hermano y cinco personas más.
Valeria cuenta que en diciembre, por ejemplo, “eran tantos y tantas cosas por hacer, además mis tareas, que sentía que ya no podía. Pero tenía que hacerlo” por lo que en enero comenzó a atender a cada niño por separado.
“A todos juntos no los puedo atender, así que primero le pregunto a cada uno la fecha de entrega de sus tareas, y los que tengan que entregar más rápido los atiendo primero. Trato de ayudar un niño por día, para ahorrar tiempo también para mí y hacer mis actividades”, explicó en una entrevista.
Valeria apoya a alumnos de entre 4 y 16 años que, como ella, tienen casi un año sin ir a la escuela y sufren la deficiente educación a distancia.