Jennifer Weiss, una residente de Nueva Jersey al extremo este de Estados Unidos, forjó una amistad con el hombre que le quito la vida a su madre, Richard Cottingham. Sin embargo, detrás de esa relación, existía un interés por parte de la mujer para lograr desenmascarar otros crímenes del sujeto, también conocido como el “asesino del torso”.
Su madre se llamaba Deedeh Goodarzi y murió decapitada en 1979 a manos de Cottingham. En la escena, también se encontró a un individuo, que hasta este momento es desconocido y a quien el criminal le cortó las manos.
Weiss fue criada por una familia adoptiva; no obstante, cuando creció y se enteró que sus padres biológicos eran otros, decidió averiguar más sobre su pasado. Es por esto que, a la edad de 24 años, llegó a Children´s Home Society, una organización sin fines de lucro que cuida de niños huérfanos de Nueva Jersey. Es en este lugar que descubrió que su progenitora había sido asesinada de una forma horrenda.
Posteriormente, se hizo público que Richard Cottingham era el “asesino del torso”, responsable de la muerte de la partida de Deedeh Goodarzi, así como de, al menos, otras nueve mujeres más. Ante esta situación, Jennifer decidió llevar a cabo un plan tanto por una razón personal como para, también, ayudar a darle justicia a aquellas personas a quienes este depredador ultimó.
Weiss tomó valentía y decidió crear lazos de amistad con Richard Cottingham. De esa manera, el asesino comenzó a dar las respuestas que necesitaban familiares de otras víctimas. “Una vez que comencé a averiguar detalles sobre el crimen de mi madre, fue que abrió la puerta para hablar sobre las otras mujeres que asesinó. Creo que tenemos hasta 75 casos sin resolver”, manifiesta.