En Roswell, Nuevo México, descansa el jet privado del “rey del rock and roll” a la espera que algún coleccionista lo adquiera y lo restaure para ser exhibido.
Para viajar de una ciudad a otra, lo hacía a bordo de su Lockheed Jetstar 1329 construido en 1961, un avión privado de lujo que fue durante esos años uno de los modelos más exclusivos que alguien pudiese tener. Y 45 años después de la muerte del ídolo, espera salir a remate bajo las órdenes de la casa de subastas GWS Auctions, en California.
El aparato en sí tenía un pintura naranja y blanca en el exterior, y dentro no tenía butacas, sino que contaba con cómodos y amplios sillones tapizados con terciopelo colorado por pedido especial del mismo Elvis. El Lockheed había sido comprado por el cantante junto a su padre, Vernon Presley, en diciembre de 1976, apenas ocho meses antes de la desaparición del astro.
Por otro lado, también contaba con un espacio completo para bar, en donde seguramente abundaban las botellas de Pepsi-Cola, la bebida favorita del cantante. También tenía una cocina equipada y hasta un lavabo de mármol, para que el lujo de la aeronave sea completo.
La oferta de la casa de subastas explica que Discovery Channel presentó el avión en la televisión y fue noticia mundial durante varios días cuando se vendió por primera vez en mayo de 2017. También ha sido una gran atracción turística en el aeropuerto de Roswell, en Nuevo México, en donde se encuentra actualmente.
Cabe mencionar que el ganador de la subasta recibirá una copia fiel certificada por la Administración Federal de Aviación sobre la fascinante historia de la aeronave. El jet es el único avión conocido que alguna vez perteneció a Elvis Presley y que todavía es propiedad privada, ya que los otros dos permanecen en Graceland.