Foto: vix.com
La escena es típica: los padres de un bebé se encuentran con alguien en la calle o reciben visitas en la casa, y le piden a su hijo o hija que salude con un beso a esas personas,
pero el pequeño no quiere.
Ante su negativa (que puede ser un gesto de molestia o de incomodidad) los padres le insisten, hasta que el pequeño termina por dar un beso o un abrazo a las personas en cuestión.
Aunque muchos padres consideran que ésta es la mejor manera de enseñarle a sus hijos buenos modales, en realidad es un error muy común que puede afectar a los pequeños.
Los psicólogos y especialistas en el desarrollo de los niños explican que lo mejor en estas situaciones es no obligar al menor a saludar de beso o abrazo a alguien que no le inspira confianza, pues hacerlo podría ser perjudicial para su desarrollo.
Razones por las que no es bueno obligar a los bebés a dar besos
La psicóloga Nancy Steinberg apunta un poderoso argumento para ello:
«Le enseña (al niño o niña) que no tiene control -ni poder de decisión- sobre su cuerpo».
Es decir, el niño creerá que no puede poner límites sobre quién y de qué manera lo toca.
Esto resulta aún más preocupante si tomamos en cuenta la opinión de la también psicóloga Macarena Chía, quien explica:
«Los estamos exponiendo a que tengan un menor control sobre su cuerpo ante posibles abusos».
Obligar a un niño a saludar de beso a alguien que conoce (o que no le agrada) no solo tiene un impacto negativo a nivel físico, también psicológico.
Steinberg señala que, al hacerlo, no se está tomando en cuenta sus emociones (como inseguridad o incomodidad) y se está debilitando su «defensa natural de
temor ante los extraños».
¿Qué hacer si mi hijo no quiere saludar de beso?
Lo anterior no significa que tu pequeño tenga que crecer aislado del mundo exterior o como un ermitaño sin modales.
Macarena Chía y Teresa Arias, escritoras de libros para niños, sugieren algo muy sencillo: ofrecerles otras opciones con las que se puedan sentir más seguros, como
saludar con la mano o dar un simple «buenos días» o «buenas tardes» (en la medida que su lenguaje se lo permita).
Si lo crees necesario, puedes explicarle al adulto en cuestión que tu hijo o hija no se siente cómodo dando besos a extraños, pero que tal vez después de
un tiempo de convivir decida hacerlo. Así, tu bebé sabrá desde una temprana edad que respaldas sus decisiones.
¿Qué opinas sobre este tema? ¿Es una práctica que implementarás en tus métodos de crianza?
Fuente: vix.com