Foto: eliberico.com
El virólogo Luis Enjuanes lleva 35 años estudiando a los
coronavirus, trabaja con patógenos como el que causa el síndrome respiratorio
agudo grave (SARS CoV-1) o el MERS-CoV, el más letal, que mata a una de cada
tres personas, a finales de marzo contaba por teléfono que había dado positivo
por el SARS-CoV-2, el nuevo virus.
“Llevamos 17 años trabajando en laboratorios de alta seguridad biológica y nunca nos hemos infectado”, expreso. El contagio tendría que haber venido fuera de su laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC, pero no se ha confirmado. Su equipo ha reconstruido allí con técnicas de ingeniería genética versiones del coronavirus no infecciosas.
Ahora suponen una de las más potentes esperanzas para
conseguir una vacuna española de alta eficacia contra este virus. Cuando llegó
la noticia de una misteriosa neumonía en China a finales del año pasado, Luis
dirigía una tesis doctoral sobre el MERS-CoV, el virus que saltó a los humanos
desde hace años, aunque resultó que se contagiaba más entre personas, su
laboratorio había desarrollado una vacuna que evaluada en ratones humanizados,
confería un 100% de protección, pero a nadie le interesaba una vacuna para las
personas.
Los ratones de su laboratorio están ahora protegidos contra los dos coronavirus mortales, el que causó el SARS y el MERS-CoV. “Hay que tener el potencial para llevarla a ensayos fuera del ratón, en animales superiores, como macacos”, dice Enjuanes. “Pero en España no hay laboratorios con macacos, para eso hay que colaborar con equipos extranjeros”. Isabel Sola, codirectora de su laboratorio, estima que en el mejor de los casos se tardarían entre 12 y 18 meses en tener la vacuna lista.
La batalla al virus puede ganarse en un plazo más corto si
se dispone de tratamientos antivirales que frenen la progresión del virus en
los enfermos.