El medio estadounidense recordó la polémica frase del mandatario chileno a días del estallido social de 2019, señalando que el verdadero peligro está en el poco control civil de la que goza Carabineros.
A los pocos días del estallido social chileno de octubre de 2019, el presidente, Sebastián Piñera, decía su polémica frase “estamos frente a un enemigo poderoso”, como una forma de explicar los actos de violencia que estaban ocurriendo en el país.
El lunes se conmemoró dos años de la revuelta vivida en Chile, en medio de una profunda crisis institucional que está viviendo el país sudamericano, donde una de las más cuestionadas es Carabineros.
En relación a este punto, una columna de The Washington Post puso el acento en los casos que dan cuenta del clima de impunidad frente a los crímenes de la policía uniformada y el poco o prácticamente nulo control que tiene el Ejecutivo.
“Carabineros ha sido protagonista de reiteradas violaciones a los derechos humanos y represión excesiva contra los manifestantes que han salido a las calles desde el 18 de octubre de 2019”, señala el artículo.
El texto recordó cuando Human Rights Watch (HRW) apuntaba a “errores estructurales” como causa de los graves abusos, denuncias de violencia sexual y física sufridas por manifestantes, además de los al menos 400 personas han sufrido daño ocular.
“La institución ya llevaba años de acusaciones de fraudes, montajes y obstrucción a la justicia, que han colaborado a dañar su imagen pública y la confianza ciudadana”, señala el texto.
Pero la columna apunta a un hecho que resume de mejor manera el “error estructural” del que hablaba HRW: la negativa de renunciar del ahora ex jefe de la policía uniformada, Hermes Soto.
El medio estadounidense indica que el hecho de que la institución que precisamente es la encargada de entregar seguridad y protección a la comunidad “se haga noticia por hacer justamente lo contrario parece una señal inequívoca de una crisis desde la raíz”.
“El no respetar los protocolos del uso de la fuerza en las calles y las decisiones que se toman ignorando las órdenes políticas desde la casa oficial de La Moneda, evidencian una peligrosa autonomía policial que pone en duda cuál es la jerarquía entre el Estado y su fuerza pública”, agrega.
La columna agrega que “desprovistos de toda humildad”, Carabineros no solo “se ha resistido a pedir perdón o a colaborar con los tribunales, sino que además ha mantenido su estrategia represiva y en contra de los derechos humanos”.