La fiebre ocurre cuando la temperatura del cuerpo de una persona aumenta sobre el rango normal. Aunque las fiebres tienden a ser inofensivas, pueden causar gran molestia.
Una fiebre muy alta o persistente algunas veces requiere atención médica, aunque la mayoría de las fiebres solo requieren tratamiento con remedios naturales.
Té de lechuga:
Mantenerse hidratado también es posible gracias a los tés, que además pueden aportar muchas vitaminas y minerales. Uno de los más idóneos es el té de lechuga, que contiene potasio, calcio, magnesio, sodio y fósforo. Solamente es necesario hervir un litro de agua, y verterlo en un recipiente junto a una lechuga entera. Dejar que repose durante un cuarto de hora y añadir edulcorante si es necesario. Después está listo para beber.
Jengibre:
Gracias al jengibre el cuerpo libera calor y, por tanto, reduce la fiebre. Esta sustancia es una antiviral natural y beneficia al sistema inmunológico. El jengibre puede beberse en una infusión o es posible hacer un baño con polvo de jengibre. Cuando la bañera esté llena, simplemente hay que añadir el polvo y aceite de jengibre y dejarlo actuar durante 10 minutos antes de tomarse un baño de 10 minutos.
Ajo caliente:
El ajo caliente puede ayudar a bajar la temperatura del cuerpo, pues favorece la sudoración. En este sentido, ayuda eliminar toxinas y favorece la recuperación. Para beneficiarse de este remedio, es posible picar un diente ajo y añadirlo a una taza de agua caliente. Después, hay que dejarlo reposar durante 10 minutos, colar y beber cuando esté listo. Este remedio, no se recomienda para mujeres embarazadas y niños pequeños.
Té de salvia:
Otra infusión que va muy bien cuando tenemos fiebre es el té de salvia, que ayuda a transpirar y baja la fiebre. Esta bebida es fácil de preparar. Solamente hay que colocar unas hojas de salvia en una taza de agua hirviendo y dejarlas reposar durante 10 minutos. Se puede añadir miel y zumo de limón para aumentar sus beneficios.