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Un ensayo clínico de la esperada vacuna contra el COVID-19 había probado que era segura y efectiva.
El ingenio estadounidense, una vez comprometido, podría producir avances para aliviar las cargas. La ruta a seguir depende de factores que son difíciles pero factibles, comento: un enfoque cuidadosamente escalonado para la reapertura, pruebas y vigilancia generalizadas, un tratamiento que funcione, recursos adecuados para los proveedores de atención médica y, finalmente, una vacuna efectiva.
La mayoría de los expertos coinciden en que el escenario ha descrito en sus informes diarios a la prensa: ha dicho que los confinamientos cesarán pronto, que una vacuna de protección está casi al alcance de la mano, que los estadios de fútbol y los restaurantes pronto estarán llenos.
“Nos espera un futuro lúgubre”, dijo Harvey V. Fineberg, expresidente de la Academia Nacional de Medicina.
“Mi lado optimista dice que el virus se reducirá y que una vacuna llegará al rescate”, dijo William Schaffner, especialista en medicina preventiva en la facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt. “Pero estoy aprendiendo a protegerme de mi naturaleza optimista”.
La mayoría de los expertos opinaron que, cuando la crisis terminase, la nación y su economía se reactivarían rápidamente, sin embargo, sería inevitable pasar por un periodo de dolor intenso.