“Hay
algunas enfermedades donde la vacuna protege más que la enfermedad y otros
casos donde la enfermedad brinda más protección que la vacuna”, explica Carlos
Rodrigo, vacunólogo y Director Clínico de Pediatría del Hospital Germans Trias
i Pujol, en Barcelona.
“Como por ejemplo las enfermedades clásicas como el sarampión, la varicela o las paperas, donde la infección natural es la que otorga una inmunidad más prolongada, donde lo habitual es que una vez que la pasas no te vuelvas a enfermar”, dijo Rodrigo.
Esto se
debe a que, entre otras cosas el virus emplea varias tácticas para evadir al
sistema inmune, explica Maitreyi Shivkumar, profesora de Biología Molecular en
la Facultad de Farmacia de la Universidad De Montfort, en Reino Unido.
“Muchos virus, entre los que se incluye el VPH tienen proteínas que bloquean la repuesta inmune o simplemente mantienen un perfil bajo para no ser detectadas”.
En cambio
la vacuna, “contiene una concentración alta de una sola proteína la que
sobresale de la superficie del virus y la que detecta el sistema inmune en su
forma más pura”.