En una entrevista, el presidente de Moderna, Stéphane Bancel, se mostró más bien pesimista y estimó que podría producirse una “disminución importante” de su eficacia. Según él, a los investigadores les preocupa que 32 de las 50 mutaciones halladas en la variante ómicron se sitúan en la proteína spike, la llave que permite al virus entrar en el organismo.
Por su parte, el fundador de BioNTech, que ha desarrollado una vacuna contra el COVID-19 junto al gigante estadounidense Pfizer, señaló que la nueva variante podría causar más contagios entre las personas inoculadas pero que, probablemente, seguirían protegidas de las formas graves de la enfermedad.
“Nuestro mensaje es: no tengan miedo, el plan sigue siendo el mismo. Aceleren la administración de la tercera dosis”, dijo Ugur Sahin. Para tener más información, será necesario esperar a los resultados de los test de laboratorio, que saldrán de aquí a dos o tres semanas.
Aunque los inmunizantes actuales sean menos eficaces frente a esta nueva variante, seguirán creando cierta protección. No será “un efecto on/off”, indicó Yazdan Yazdanpanah, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Bichat, en París.
Frente a esta ola, varios países están acelerando sus campañas de vacunación. El primer ministro británico, Boris Johnson, estableció como plazo a finales de enero para administrar la dosis de recuerdo a todos los adultos, pasando de seis a tres meses el periodo necesario desde la segunda dosis. En Estados Unidos, Pfizer presentó un pedido de autorización para una dosis de refuerzo a los adolescentes de 16 a 17 años.