Foto: consalud.es
Las pantallas faciales están siendo una opción muy usada, debido a que las personas les resultan más cómodas que las mascarillas comunes ya que no están en contacto directo con nariz y boca, por lo que se respira y habla con mayor comodidad y producen menos calor, pues son más ventiladas.
Además, estas pantallas faciales protegen también los ojos, que son una vía de entrada del virus que las mascarillas comunes no cubren, tienen una larga duración, son fáciles de limpiar y desinfectar.
El plástico
actúa como muro de contención de gotas provenientes de otra persona, por otro
lado evita que las personas se toquen la cara y transmita virus que pueda tener
en sus manos a su boca o nariz.
El tamaño de las gotas que se esparcen en el aire es menor de cinco micrómetros y la pantalla no las retiene, quedan flotando bajo el visor y de ahí pasan al aire y siguen contaminando.
A la hora de utilizar una pantalla facial se debe verificar que no queden espacios demasiado abiertos ni arriba ni a los lados, la curvatura del plástico es fundamental, cuanto más cerrada sea, mejor protección brindará.