Las
lágrimas, sin importar su causa, son mucho más que aguay si faltan, es un
problema. Tanto así que el oftalmólogo Ivo Ferreira considera que el “ojo seco”
se ha tornado un problema de salud pública que se ha visto potenciado por la
pandemia.
El “ojo seco” es una enfermedad muy frecuente en la que la superficie ocular no se encuentra correctamente protegida por la lágrima, por un déficit en la cantidad o calidad de la película lagrimal.
“La lágrima
es mucho más que agua: tiene muchos electrolitos y muchos lípidos; los últimos
le dan tensión superficial (al ojo), es una malla protectora para que no se
evapore”, explicó el médico.
“Es una enfermedad que ha tenido un crecimiento exponencial debido a cambios en nuestros hábitos, ya sea por estar rodeados de pantallas, por la pandemia y el uso de mascarilla y por tener más actividades de cerca”, añadió.
El virus
SARS-CoV-2 no tiene nada que ver con el ojo seco pero sí el modo de vida que
nos ha obligado a tener desde hace un año. En primer lugar porque permanecemos
más horas en casa, posiblemente con aire acondicionado y eso disminuye la película
lagrimal; este efecto también lo ocasionan las pantallas.