Niños que
entre cuatro y seis semanas después de haberse infectado, cuando ya estaban
completamente sanos, caían enfermos con fiebre continuada, una inflamación
generalizada y otros síntomas que ponían su vida en serio peligro.
“Eran niños de 8 a 14 años que llegaban con un fuerte dolor abdominal y fiebre de varios días”, recuerda Alberto García-Salido, pediatra de la UCI del Hospital Niño Jesús en Madrid. “No tenían síntomas respiratorios como los adultos. Lo primero que pensamos fue en apendicitis; después, que se trataba de un síndrome inflamatorio por una infección bacteriana”, cuenta.
Los
pacientes presentaban también ojos rojos, decaimiento, fiebre continuada,
náuseas, vómitos y tensión baja. Aunque esta afección podía atacar a los
principales órganos, la mayoría presentaba complicaciones en el corazón. En un
primer momento se pensó que podía tratarse de enfermedad de Kawasaki, una
dolencia de niños sin causa conocida que inflama los vasos sanguíneos.
Después se entendió que se trataba de una nueva afección nueva relacionada con el SARS-CoV-2. Era un conjunto de signos y síntomas más que una enfermedad concreta, lo que los médicos conocen como un síndrome.
La
Organización Mundial de la Salud le dio nombre a la nueva dolencia: Síndrome
Multisistémico Inflamatorio Pediátrico. “Estamos ante una afección muy, muy
poco frecuente”, advierte Alfredo Tagarro, pediatra del Hospital Infanta Sofía
de Madrid y coordinador del registro pediátrico nacional sobre este nuevo
síndrome en España.