La popularidad del LSD ha alcanzado un peak en las últimas décadas por ser la droga alucinógena predilecta de quienes buscan experimentar un estado alterado de la consciencia.
Desde que se descubrió en 1938 no se han llevado análisis concluyentes sobre los efectos que produce la droga en el cerebro. Sin embargo, un equipo del Hospital Universitario de Psiquiatría de Zurich dio inicio a una serie de pruebas que revelaron las reacciones de la sustancia con la materia gris del cerebro.
Según publicó la revista PNAS, luego de dar LSD y el químico ketanserin, que bloquea los receptores de serotonina, a 25 voluntarios descubrieron que quienes consumieron ambos compuestos no experimentaron los efectos de la droga.
Por otro lado, los escáneres de los sujetos expuestos a la droga detectaron que el LSD interrumpe un circuito principal en cuatro partes del cerebro, incluyendo el tálamos, capaz de realizar filtros de información. Este hecho tendría como consecuencia percibir un flujo mayor de información sin filtro hacia el cerebro y los procesos cognitivos.
Tras los resultados, los científicos ratificaron que gracias a la comprensión más extensa de los efectos del LSD en el cerebro y los neurotransmisores permite resolver preguntas sobre los desordenes psiquiátricos como la esquizofrenia y la depresión.
El estudio señala que este tipo de drogas inducen un estado alterado de conciencia que, por un lado, imita los síntomas predominantemente positivos de la esquizofrenia, pero por otro, puede tener efectos terapéuticos beneficiosos en los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad.
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