Foto: promedicahealthconnect.org
Aunque el aislamiento social puede afectar a cualquiera,
independientemente de su edad, los adultos mayores son particularmente
vulnerables, especialmente en las condiciones actuales de la pandemia por el
coronavirus.
“Necesitamos trabajar juntos para proteger a las personas mayores del virus” expresó un director de la Organización Mundial de la Salud, en una conferencia de prensa, mientras que discutía la necesidad de que las personas mayores se retiren de la vida pública.
Los adultos mayores representan la gran mayoría de las
muertes a causa por el Covid-19, en particular los mayores de 80 años. Si bien
el aislamiento físico puede proteger a los ancianos del virus altamente
contagioso pero los expone a otro desafío menos comprendido que es: la soledad.
La soledad a diferencia del aislamiento social, es un sentimiento subjetivo según Lisbeth Nielse, directora de la división de investigación conducta y social del Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos, la soledad es la sensación de sufrimiento por estar desconectado de otras personas, que es muy diferente al aislamiento social que simplemente no es estar cerca de otras personas.
En los grupos de riesgo por edad tiene grave consecuencias
en relación con la salud psíquica, en personas las personas mayores tienden a
generar no solamente depresión, sino que también una retracción libidinal
psíquica, es decir un distanciamiento y las personas que pueden elevar el nivel
de daño de las enfermedades neurológicas o acelerarlas.
Los estudios observacionales y correlacionales han
relacionado los sentimientos persistentes de aislamiento social y soledad con
un mayor riesgo de desarrollar ciertas condiciones de salud mental y física
como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, ansiedad y depresión.