Foto: Diario de Cádiz
Lo primero que debemos saber es que los más importante es
evitar aglomeraciones.
“Una contaminación dentro del agua es improbable,
pero es mucho más improbable en agua salada o en agua de piscina”, dice
Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios
del Agua de España.
“El agua de mar tiene sal y se ha comprobado
experimentalmente que este elemento desactiva o destruye la covid-19”,
afirma.
Pero esto es “muy normal”, subraya. Pasa con
muchos virus.
“Hay muchísimos organismos que no pueden vivir en un
entorno salino. El agua de mar tiene una osmosis, una densidad de iones, que
mata muchas de las familias de virus”.
Es decir, el virus se disemina en el agua y esto rebaja
su poder de infección.
“Para infectarse, una persona necesita estar expuesta a un número mínimo de partículas virales”, expone Bruce Ribner, director médico de la Unidad de Enfermedades Transmisibles Graves del Hospital de la Universidad Emory, en Estados Unidos.
“Cualquier secreción que vaya al agua, como por un
estornudo o tos, se diluirá rápidamente”, dice.
“Esto haría que la probabilidad de que una persona
se exponga a la cantidad mínima de partículas virales requeridas para causar
infección es muy pequeña y, en una situación de la vida real, demasiado pequeña
para estar preocupados”, añade.
El informe del CSIC advierte que, si la playa está cerca
de un colector, hay que tener cuidado.
“Las aguas tratadas o residuales que llegan al mar
pueden contener la covid-19 porque las heces de las personas enfermas o
asintomáticas tienen una alta concentración de virus”, dice Grimalt.
Pero un informe del Centro de Tecnologías Sostenibles para el Agua y la Energía de la Universidad de Arizona explica que “las investigaciones también sugieren que los coronavirus son más sensibles al agua y a los procesos de tratamiento de aguas residuales que sus contrapartes los virus sin envoltura”.
“Por tanto, estos procesos probablemente brinden una
protección adecuada contra los coronavirus” y deberían ser suficientes,
explica el documento.
Por otro lado, en la arena de la playa existen tres
factores que contribuyen a que la transmisión del coronavirus sea difícil: el
sol, la salinidad y la rugosidad de la superficie.
La luz ultravioleta del sol destruye al virus en la
arena.
Información: BBC