El consumo de frutas y vegetales siempre ha formado parte de las dietas saludables, ya que protegen contra ciertas enfermedades generadas por el estrés oxidativo. Las frambuesas son un ejemplo de este tipo de alimentos, pues aportan antioxidantes.
Las frambuesas, además de ser populares en lo sensorial, también son consideradas alimentos funcionales o nutracéuticos. Contienen compuestos bioactivos, como las antocianinas, que han demostrado beneficio para la salud.
Disminuye el riesgo de enfermedades del corazón:
Cuando los valores de LDL o colesterol malo se eleva en la sangre, se convierte en un factor de riesgo para el corazón. Los compuestos fenólicos de la frambuesa y otras bayas pueden proteger el corazón al inhibir la oxidación del LDL. La ciencia explica que esto ocurre porque los fenoles bloquean los radicales libres (en ensayos aplicados en ratas). En células humanas también se ha observado un efecto similar.
Mejora algunos problemas intestinales:
Una dieta baja en fibra se relaciona con problemas intestinales como estreñimiento y distensión abdominal. Una taza de frambuesas frescas, pese a su tamaño tan pequeño, puede aportar hasta 8 gramos de fibra. La frambuesa es la baya de mayor contenido de fibra al comparar con otras, como las moras, las fresas y los arándanos.
Pueden mejorar los niveles de insulina y azúcar en sangre:
Las dietas con una respuesta glucémica alta pueden estar asociadas a un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2. Sin embargo, los polifenoles pueden mejorar estas respuestas y mantener el control del azúcar en la sangre.