El pescado
contiene menos grasa que la carne. Ahora bien, los pescados blancos (merluza,
bacalao o rape) aportan mucha menos cantidad que los azules (sardinas, atún o
salmón) y además, la grasa que aportan es mucho más saludable la del pescado.
La cantidad
de calorías que tiene el pescado dependerá de cómo lo cocines. Puede ser mejor
a la plancha, al vapor o al horno que frito o rebozado.
Fortalece tus huesos:
Hay especies cuyas espinas también se comen, básicamente las más pequeñas. Las sardinas o anchoas frescas o enlatadas permiten comerlas enteras y tienen una cantidad extra de calcio para tus huesos.
Nutre los músculos:
El pescado
cuenta con una buena dosis de proteínas, tantas como la carne o los huevos.
Este nutriente es especialmente importante para la recuperación de los músculos
tras el ejercicio, y para que los órganos se mantengan y se desarrollen
correctamente.
Favorece el desarrollo intelectual:
El pescado es una de las principales fuentes de minerales como el zinc o el fósforo, y de vitamina A, B12 o de ácido fólico, nutrientes que intervienen en la concentración, la memoria y el aprendizaje.
Cuida de tu corazón:
Tanto los pescados blancos como los azules protegen la salud de nuestro corazón. Por un lado, los primeros apenas contienen grasa (no supera el 2% de su peso), y por otro, la grasa de los azules, sobre todo sus ácidos grasos poliinsaturados, es beneficiosa para la salud cardiovascular.